Hace más de una década, tomamos una decisión que cambiaría para siempre el rumbo de nuestra ganadería. A pesar de contar con una base sólida de animales, enfrentábamos desafíos significativos: problemas en los nacimientos, morfología poco óptima y recrías que no cumplían con nuestros estándares. Fue entonces cuando surgió la oportunidad de viajar a Francia y conocer de primera mano a los mejores ganaderos del sector.
Este viaje no solo nos permitió adquirir sementales de calidad excepcional, sino que también nos brindó un conocimiento invaluable sobre la selección genética. Aprendimos a diferenciar líneas morfológicas y a elegir los ejemplares adecuados para cada tipo de explotación ganadera. Gracias a esta experiencia, comenzamos a importar sementales franceses con características superiores, lo que marcó un antes y un después en nuestra producción.
Los resultados no tardaron en llegar: los problemas de nacimientos desaparecieron, nuestros animales comenzaron a desarrollar una morfología más eficiente y el rendimiento cárnico mejoró notablemente. La calidad de nuestros ejemplares se hizo evidente, lo que aumentó la demanda y consolidó nuestra ganadería como un referente en el sector. Hoy, esta evolución no solo ha beneficiado nuestro negocio, sino que también ha servido para que otros ganaderos descubran cómo una buena selección genética puede mejorar la rentabilidad y sostenibilidad de su producción.
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